lunes, 14 de febrero de 2011

Enlace eléctrico entre la península y Mallorca

Recuerdo que hace unos 20 años leí un informe editado per el Institut d'Estudis Catalans sobre un proyecto de cable submarino de conexión de la red eléctrica utilizando corriente continua. Ahora aquel proyecto, que me parecía una mera elucubración, se está llevando a cabo entre la costa de Valencia y la isla de Mallorca.

Mapa en el que se muestran en rojo las líneas submarinas de transmisión de corriente en alta tensión y corriente continua (HVDC) ya construidas, en verde las que se están construyendo y en azul los proyectos.

Para la transmisión a larga distancia, los sistemas HVDC pueden ser menos costosos y sufren menos pérdidas eléctricas. Para distancias más cortas, el mayor costo de los equipos de conversión de corriente continua en alterna y viceversa, no hace este tipo de líneas competitivas frente a las clásicas de corriente alterna.

Las primeras instalaciones comerciales del tipo HVDC fueron la que unía Moscú y Kashira en 1951, y la de 10 a 20 MW entre la isla de Gotland (Suecia) y el continente en 1954. El mayor enlace HVDC en el mundo es actualmente el Xiangjiaba-Shanghai de 2.071 kilometros de longitud, que transporta una potencia de 6.400 Mw y conecta la presa de Xiangjiaba con la ciudad de Shanghai, en China. En 2012, el enlace HVDC más largo será el del Río Madeira, que conecta el Amazonas con la zona de Sao Paulo, con una longitud de más de 2.500 Km.

Popa del buque cablero Giulio Verne.

Red Eléctrica está tendiendo un cable entre la estación de Santa Ponça (Calvià-Mallorca) y Monverde (Sagunto-Valencia), en lo que se conoce como proyecto Rómulo. El pasado 7 de enero se terminaron las obras en la estación de Calvià y a la semana siguiente se inició el tendido del primer cable submarino de la interconexión eléctrica entre la península y Baleares. Uno de los dos buques que se encargan del tendido de los cableses el Giulio Verne. El cable, de una sola pieza, desciende hasta unos 1.485 metros de profundidad máxima, a lo largo de un trazado, en superfície, de 237 kilómetros, con un peso de cerca de 6.700 toneladas.

Trabajando en turnos ininterrumpidos, se han llegado a instalar entre 1.000 y 1.500 metros de cable por hora. El objetivo es terminar el proceso de tendido en febrero y que antes del verano se puedan realizar las pruebas de suministro.

El proyecto tiene un presupuesto de unos 375 millones y consta de una estación conversora en cada extremo del cable (Santa Ponça y Monverde-Sagunto), para transformar la corriente alterna en continua en el extremo valenciano y la continua en alterna en el extremo mallorquín. Red Eléctrica ha optado por la corriente continua para esta conexión eléctrica submarina porque esta tecnología permite reducir las pérdidas en el transporte de energía, dada la gran longitud del cable (244 kilómetros), controlar el flujo bidireccional y triplicar la potencia transportada con respecto a un cable similar (En grosor de cobre) en corriente alterna. En el lado balear la estación es de de 220 kilovoltios, mientras que en el otro extremo es de 400 Kv. La conexión de corriente continua funciona a 250 kilovoltios y tiene una potencia de 400 Mw.

El 27 de enero Red Eléctrica inició el tendido del segundo cable submarino que compondrá la interconexión eléctrica entre Mallorca y Valencia, después de que el 13 del mismo mes la compañía iniciara el tendido del primero. La embarcación encargada de realizar los trabajos del segundo tendido fue el buque de la empresa noruega Nexans, Skagerrak. La conexión del extremo del cable con el sistema eléctrico de Mallorca se realizó con la ayuda de un equipo de buzos.

El proyecto Rómulo se compondrá de tres cables y aportará en torno al 25% de la electricidad que se consume en las islas, lo que permitirá diversificar el suministro del archipiélago. Tras el tendido de los tres cables eléctricos y el cable de fibra óptica utilizado para garantizar las comunicaciones de datos a alta velocidad, Red Eléctrica iniciará un periodo de pruebas previo a la puesta en servicio de la línea, prevista para este mismo año. De los tres cables principales, ya que se trata de corriente continua, sólo se necesitan dos, dejando el tercero como reserva para situaciones de avería.

Interior de la estación de Santa Ponça.

El buque italiano Giulio Verne utilizó doce días para instalar el primer cable de acero, cobre y materiales aislantes. El inicio de las operaciones tuvo lugar a las ocho de la mañana. Con el apoyo de buzos, boyas y varios operarios a bordo de lanchas se empezó a tender el cable desde el buque, fondeado a unos 500 metros de la playa, hasta tierra firme. Una vez terminado el proceso, el Giulio Verne empezó a lanzar cable camino de Sagunto. Para asegurarse de que sigue la ruta correcta al milímetro, la nave utiliza un sistema de seguimiento por satélite que le indica su posición. El Giulio Verne utiliza como propulsores cinco hélices capaces de virar 360 grados y de funcionar de forma independiente por lo que pueden corregir al instante cualquier intento de desviación motivado por el viento, corrientes marinas y demás. Para cerciorarse de que el cable llega al suelo en el punto previsto hay un pequeño submarino de control remoto que vigila todo el proceso. Una sala del buque llena de pantallas de vídeo permite seguir al segundo todas estas incidencias y tomar las medidas necesarias.

El barco italiano, con base en Nápoles y fletado en 1984, es uno de los dos únicos buques que hay en el mundo capaces de realizar un trabajo de estas características. Cabe reseñar que a la precisión en la colocación del cable hay que añadir la fuerza necesaria para mover el cable. Se trata de una sola pieza de 240 Km. Cada metro pesa más de 25 kilos y se tiene que tender a una profundidad máxina de 1.485. Sólo el trozo de cable que cuelga de la popa del barco antes de llegar al fondo puede pesar varias toneladas, por lo que la resistencia de la maquinaria es fundamental.

En profundidades inferiores a los 800 metros, los cables submarinos estarán protegidos por debajo del lecho marino en una zanja de un metro. Además, en estas zonas se ha elegido de manera especial el trazado de los cables y su sistema de protección, en atención a las praderas de posidonia oceánica, una especie vegetal endémica del Mediterráneo y protegida a nivel europeo, para garantizar su conservación.

España y Francia analizan la posibilidad de construir una interconexión eléctrica submarina entre ambos países por el Golfo de Vizcaya.

Para que España pueda cumplir sus objetivos en cuanto a utilización de energías renovables en 2020, cuando se pretende que cubran el 40% de la demanda primaria de energía, deberá elevar, al menos, hasta los 5.000 megavatios su capacidad de interconexión con Francia. Para ello, será necesario sumar dos nuevas interconexiones a la que está prevista que se comience a construir este año por Cataluña y que supondrá elevar desde los 1.400 a los 2.800 megavatios la capacidad de intercambio eléctrico entre ambos países.

Para poder compensar las diferencias de producción renovable entre las distintas zonas de Europa serán necesarias autopistas de electricidad. En España, dada su condición de isla energética, esta necesidad es aún mayor. Un estudio europeo sobre la viabilidad de un sistema con un 80% de renovables, eleva las interconexión entre España y Europa a 47.000 megavatios.

España también deberá duplicar su capacidad de las hidroeléctricas de bombeo y robustecer su red eléctrica interior. La inversión más importante del sistema español en esta década es la interconexión con Francia porque nos abre la puerta al sistema europeo, el sistema eléctrico interconectado más grande del mundo.

Por su lado, la conexión hacia Francia por Cataluña, la llamada MAT (Línea de Muy Alta Tensión) se espera comenzar en este año y acabar en 2014. Aparte del sonsumo del noreste catalán, el AVE hacia Francia supone una demanda añadida que exige una estabilidad y calidad del suministro eléctrico, algo que sólo la línea de muy alta tensión de 400 kilovóltios puede asegurar. El primer tramo de la línea de Muy Alta Tensión (MAT) que conecta los municipios catalanes de Sentmenat y Vic (Barcelona) con Bescanó (Girona) entró en servicio el 23 de noviembre pasado. Si se cumple el calendario actual, en 2014 conectará de forma soterrada y en corriente continua el municipio de Santa Llogaia (Girona) con el de Baixàs, al sur de Francia, y permitirá aumentar en 1.400 Mw la capacidad de intercambio a través de los Pirineos.

Tras casi dos décadas de negociaciones, la capacidad de exportación e importación de electricidad entre España y el resto de Europa se duplicará y ascenderá al 6% del actual máximo de demanda.

Las conexiones de telecomunicaciones no son las únicas que atraviesan mares y océanos, bajo el agua también discurren, aunque en menor medida, cables que transportan electricidad. Hoy en día hay más de una veintena de sistemas submarinos que conectan distintos sistemas eléctricos.
Uno de los primeros enlaces eléctricos submarinos se realizó en 1954 y conectó la isla sueca de Gotland con el continente. Este enlace, de 100 kilovoltios (kV) y potencia de 20 megavatios, tenía 98 kilómetros de longitud. Al cabo de pocos años, la necesidad de aumentar la capacidad obligó a construir dos cables más que cubrieran el mismo recorrido, uno en 1983 y otro en 1987, ambos de 150 kV.

Una de las conexiones eléctricas más largas hasta el momento es la de NorNed y enlaza Holanda y Noruega. Tiene una longitud de 580 kilómetros y una potencia de 700 MW, lo que supone la mitad del consumo de electricidad de la ciudad de Ámsterdam. Este cable, de alta tensión en corriente continua de 450 kV, supuso una inversión de 600 millones de euros.

Tennet, la operadora del sistema eléctrico de Holanda, encargada junto con la noruega Statnett del proyecto, señala la importancia de esta conexión para el suministro eléctrico de ambos países. Además, la infraestructura ha reportado más beneficios de los esperados. En los primeros cuatro meses en operación, desde mayo del 2008, obtuvieron un rendimiento de 70 millones de euros. Por otro lado, gracias a esta interconexión el sistema eléctrico noruego podrá dar una mayor salida a su generación hidroeléctrica y Holanda podrá reducir el uso en combustibles fósiles.
Por estas razones, desde Tennet consideran que el futuro pasará por tender más y más cables para conseguir un mercado más interconectado.

Sin embargo, estos enlaces presentan mayores dificultades que los de telecomunicaciones a la hora de colocarse sobre el lecho marino. Para empezar, el cable en sí es más grande, pesa más y, por tanto, la infraestructura necesaria para instalarlo es mayor. En el caso de que el cable recorra una gran distancia, como es el caso de NorNed, este se conecta por partes porque es demasiado pesado para transportarse de una sola pieza en los barcos actuales. Uno de los puntos más delicados de la instalación es conectar las distintas partes del cable sobre el fondo del mar.

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